Tiempo, el suficiente
En la maravillosa “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982) el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) explica que lo que necesitan, lo que busca, es información ¿sobre qué? Sobre lo que les queda de vida, pues al ser replicantes (esto es, droides con forma humana) tienen fecha de caducidad. Roy quiere vivir más, quiere tiempo, el suficiente.
Quiere tiempo para hacer aquello que no le ha dado tiempo a hacer, para disfrutar de la vida con su novia, la también replicante Pris (Daryl Hannah), para hacer algo que no sea trabajar como esclavo en las colonias del espacio exterior, para vivir, tal vez para aprender un idioma.
Afortunadamente nosotros no somos replicantes, o eso creemos, y podemos disponer de nuestro tiempo con mayor libertad, pero no con total libertad. Nuestra duración también es, afortunadamente, limitada, y es responsabilidad nuestra aprovechar del mejor modo posible el tiempo que se nos ha dado. Como entre trabajo, estudios, hijos, hijas, más trabajo, no es fácil encontrar un momento que dedicar a algo tan imprescindible (si, imprescindible) como manejar otra lengua, concretamente el inglés, a veces optamos por atajos que no conducen al destino deseado. O tal vez estemos en el maldito paro y decidamos aprovechar para ponernos con “el dichoso inglés” optando por el aparente camino fácil.
Decía Guillermo de Ockham, el filósofo medieval, que entre dos explicaciones para una misma cosa la más sencilla es la correcta. Así pretendía, brillantemente, explicar la existencia de Dios. A veces nosotros hacemos lo mismo, por eso aún hay quien cree que las pirámides de Egipto las hicieron los extraterrestres, por eso Iker Jiménez no tiene que trabajar de verdad. Pues bien, las pirámides querida amiga, querido amigo, las hicieron los egipcios, libres por cierto, no esclavos. Y les llevó mucho tiempo hacerlas de tal modo que usted pueda visitarlas unos 4000 años después de su construcción (en el caso de la gran pirámide de Keops). Las cosas bien hechas llevan su tiempo y no siempre lo más sencillo es lo correcto.
No se puede aprender inglés, aprenderlo de un modo operativo, en seis meses. En seis meses podemos aprender a manejar el Word (algunos ni eso), o a preparar unos espaguetis a la carbonara decentes, o a programar los canales de Tv, tal vez incluso consigamos aprender a patinar sin volver a casa excesivamente magullados o a pegar un par de raquetazos en condiciones. Pero desde luego no aprenderemos inglés, no de un modo útil. No es que el inglés sea un idioma especialmente complicado, el español sí lo es, pero necesita tiempo, dedicación, asesoramiento y apoyo.
Necesita aquello por lo que suspiraba Roy Batty: Tiempo, el suficiente.